Ese día me instalé en la clase de 4ºB. Resulta que al ser solo un curso, al haber alumnos repetidores se pasaban de ratio por lo que tuvieron que desdoblar el curso. Esto me impactó, ya que a nivel personal como estudiante, siempre hemos sido 21-22 compañeros de clase y en este aula a penas eran 13.
Me presenté a mi tutora y a los alumnos. Y desde el primer día me adapté a mi clase y poco a poco fui conociendo a mis alumnos. La verdad que desde el primer instante tuve una impresión muy acogedora y cercana a ellos.
Cuando los niños se marcharon al recreo, la profesora me puso al día de todo. Me comentó las características que presentaba cada alumno, así como los problemas que tenían algunos con sus familias.
Por otro lado, cabe destacar que de los 13 alumnos que hay en total, tan solo 5 de ellos llevaban un buen ritmo de aprendizaje. El resto presenta dificultades o eran de otras etnias; una gitana a la cual tuvieron que hacerla una prueba de nivel y utiliza libros de 3º y otra niña procedente de Venezuela que tiene retraso en aprendizaje, por lo que usaba libros de 2º. A otro alumno según me comentó la tutora, le hicieron pruebas para descartar si tenía TDH. Este dio negativo, sin embargo, es muy nervioso y le cuesta mucho prestar atención. Otra alumna, presenta una gran desmotivación por aprender y tienes que estar muy pendiente de ella para que trabaje. Además de tener problemas de conducta, siempre crea polémica a sus compañeros y necesita ser el centro de atención.
Por lo tanto, como ya he comentado anteriormente, este día fue más de observar, de estar en contacto con los niños y de aprender a técnicas para manejar a la clase.
“La práctica hace al maestro".
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